23 junio 2010

La excusa perfecta


Tener hoy en día una empresa propia es la excusa perfecta para mirar con optimismo al futuro. Últimamente no paro de encontrarme a gente descontenta con sus trabajos, quemada con sus jefes, necesitada de un cambio profesional y de vida. Gente que decide el futuro con los lastres del pasado o con los condicionales del presente.
Voy a daros la excusa perfecta:


Imaginad. Un puesto de trabajo dónde lo que decides lo puedes hacer: Salir a la hora que quieras, tomarte todas las vacaciones del mundo, ponerte tú mismo un salario, decidir el equipo con el que trabajas. Estar en tu propia casa o en la playa, abrazado a la mujer que quieres, no preguntar sobre el color del logo si es que lo quieres cambiar. ¿Un chollo? No. Simplemente es tener tu propio negocio.
Como diría Billy Wilder, “nadie es perfecto”, también hay momentos malos. Situaciones difíciles, pero, por ejemplo, hoy, sin ir más lejos, me he dicho a mi mismo varias veces eso de: “al menos yo decido”. Decimos muchas veces que para ser empresario es necesario tener buenas ideas, llegar antes que los demás. Probablemente sí. Pero la verdadera clave es “hacer”. Tener una voluntad de hierro y ser muy pero que muy cabezota. Si a todo ello le unes capacidad de esfuerzo, trabajo y sacrificio y una profunda convicción por lo que haces, entonces tiene usted la empresa perfecta. No hace falta ninguna buena idea. Toda idea con alguien resolutivo y tenaz sale adelante. A veces, muchas, incluso las malas. Conozco a muchos buenos empresarios que son la negación de la creatividad y el liderazgo.


Ahora ya lo sabe. Si ha leído esto no tiene excusa. Además, si todo esto le sale bien, a lo mejor, de aquí a unos años tiene usted mucho más tiempo para meterse en cientos de líos más. De eso no le quepa la menor duda. Una vez que ha empezado en esto no le voy a explicar como salir.


Del "intersante" Blog de Pedro Cortés:
Piedra, papel y tijera



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