28 enero 2011

Tres errores de los empresarios en el área administrativa (3 de 3)



3º.- El estado soy yo


En este tercer y último artículo de la serie, vamos a tratar, como tema protagonista, la toma de decisiones que frecuentemente hacen los gerentes de muchas pymes y microempresas, sin tener en cuenta para nada ni atender a criterios económicos o financieros. He aquí unos cuantos ejemplos de despropósitos:


Despropósito nº 1: El gerente decide, sin consultar a su responsable financiero (o a un consultor externo), la compra de un elemento de inmovilizado (maquinaria, naves, vehículos, equipos informáticos, etc.). La inversión se lleva a cabo sin evaluar cuál es la forma ideal de financiarlo y si va a ser posible asumir la devolución del capital (a veces incluso se hace al contado, dejando a la empresa sin liquidez de una forma absurda).


Despropósito nº 2: Desde la gerencia se decide la contratación de uno o varios trabajadores sin saber cómo va a afectar al punto de equilibro de la empresa y sin saber qué rendimiento añadido ha de proporcionar el/los nuevo/s trabajor/es para que no se resienta la rentabilidad. Normalmente las pymes no saben el índice de productividad para poder comparar el antes y el después.


Despropósito nº 3: Cuando una empresa es rentable, en un ataque de euforia, un día se toma de decisión de invertir creando otras empresas para diversificar. A la empresa "madre" se le carga todo el peso de las nuevas inversiones que requiere la empresa "hija", provocando todo un desbarajuste financiero y dejando en la quiebra la empresa (y a sus trabajadores) que desde siempre fue rentable. Este ejemplo ha sido muy frecuente hace pocos años, en los que el sector de la construcción era el destino de miles de empresarios que un día, frente a una cerveza, deciden adentrarse en ese mundo cuando se dan cuenta que su empresa de toda la vida está siendo rentable y consideran (erróneamente la mayoría de las veces) que pueden dar un "pelotazo".


Despropósito nº 4: El gerente ha de negociar con un cliente los precios para la nueva obra, proyecto o temporada. Tiene a un director financiero metido en su despacho infrautilizado, pero no considera conveniente llevárselo para la negociación en tiempo real. A veces, ni siquiera pide consejo (antes de ir a la negociación) sobre el precio óptimo que debe tener un producto o familia de productos. Por ejemplo, si el cliente ofrece un volumen de facturación mas alto, se puede ofrecer un precio más ajustado... pero ¿hasta cuánto?.


Despropósito nº 5: El gerente negocia con el cliente el descuento por pronto pago a aplicar, pero lo hace sin conocer el equivalente del descuento negociado en tasa anual equivalente (TAE), por lo tanto, a veces se conceden (por ejemplo) descuentos de un 2% a cambio de cobrar 30 días antes, ¡¡¡ lo que equivale aproximadamente a hacer un descuento del 24% !!!!. Valdría la pena obtener (si se pudiera) una hipoteca para financiarse, en vez de otorgar esos descuentos.


Y así podríamos estar mucho tiempo escribiendo. Llama la atención que, en algunos ejemplos, se puede observar que se cita a un supuesto "Director Financiero" en una empresa que... ¿el gerente negocia los precios con los clientes?.... y es que claro, como reza la frase que se le atribuye a Luis XIV de Francia y III de Navarra, "L'État, c'est moi" ("el estado soy yo"). Más bien muchos empresarios deberían aplicarse a la frase que realmente si dijo Luis XIV poco antes de morir: "Je m'en vais, mais l'État demeurera toujours" ("Me marcho, pero el Estado siempre permanecerá"), que además, está en concordancia con el primer principio que toda empresa ha de cuidar: el principio de empresa en funcionamiento... pero esa es ya otra historia.


José Manuel Pomares
www.temporaconsultores.com

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